La limitación del tiempo como recurso es innegable, trabajamos contra reloj continuamente pues se deben cumplir fechas y horas de entrega, coordinar con los horarios de personas e instituciones, además de distribuir nuestra jornada entre múltiples obligaciones

La Ley de Eficiencia Obligada, señala que “nunca hay tiempo suficiente para hacer todo, pero siempre hay tiempo suficiente para hacer la cosa más importante”.

Esta limitación que impone el tiempo hace imperativo decidir correctamente lo que hacemos con él.

Para regirte por la ley de la eficiencia obligada, debes responder constantemente preguntas como las siguientes, para saber si estás siendo eficiente:

-¿Cuáles son mis actividades de mayor valor? Escribe una lista de todas las actividades que tienes pendientes y discierne cuál o cuáles de ellas aportarán más a tu empresa, a tu familia o a tu vida. Las que escojas, y solo tú puedes hacerlo, son las que merecen la atención inmediata y tu tiempo.

-¿Qué puedo hacer yo que solo puedo hacer yo que si lo hago bien producirá una verdadera diferencia? Si una tarea puede ser delegada y ejecutada eficientemente por otra persona delégasela, dedícale tu tiempo a aquello que amerite que solo tú lo hagas y dedícale el tiempo necesario para que salga a la perfección

-¿Cuál es el uso más valioso de mi tiempo? Hacerse esta pregunta es la clave para superar la procrastinación y convertirse en una persona altamente productiva y es una para responder varias veces a lo largo del día y la respuesta debe indicar lo que más valor otorgue a tu empresa, familia o propia vida, ejecutando esa tarea darás el uso más valioso a tu tiempo.

-¿Qué hacer primero? Cada día comienza con una larga lista de pendientes, por eso aprovechar el tiempo desde el primer momento es esencial, pero ¿cómo escoger qué hacer primero? ¿Cómo determinas certeramente cuál es la primera de las actividades que debes acometer?

-¿Trabajo mejor bajo presión? Mi trabajo me ha permitido conocer todo tipo de personas y con mucha frecuencia me encuentro con quienes sostienen que dejan acercarse peligrosamente las horas límites para cumplir sus tareas bajo la excusa de que “funcionan mejor bajo presión”.

Si eres de los que prefieren dejar las cosas para el último momento, no calculan que al trabajar bajo, estrés hay mayor probabilidad de cometer errores, lo que obliga a correcciones que consumen mucho de tu valioso tiempo y, lo que es peor, ocurren cerca del límite de tiempo que impediría realizarlas.

Equivocarse a última hora sin posibilidad de corrección puede dar al traste con un negocio, arruinar la relación con un cliente o reducir los márgenes de ganancia de tu empresa por la necesidad de invertir mayor dinero y esfuerzo en corregir los errores cometidos a causa del estrés.

Al prestar atención a la Ley de la Eficiencia Obligada, te centras en lo que solo tú puedes hacer y lo haces bien. Verás cómo aumenta tu productividad. Si tienes alguna duda de cómo hacerlo, contacta al ActionCOACH más cercano.