Ser dueños de su tiempo y tener libertad financiera para tener la oportunidad de vivir experiencias significativas son las reales metas de muchos empresarios como tú.

Generar dinero mediante la creación de un bien o la prestación de un servicio es la consecuencia de haber emprendido el camino para alcanzar el éxito. Pero es necesario que mantengas el control sobre ese dinero que el éxito te proporciona.

Un ejercicio recomendable y útil para poder reconocer qué tan cerca estás de la libertad financiera deseada es realizar un balance patrimonial que te permita tener absoluta claridad sobre a cuánto asciende tu patrimonio, cuánto te queda luego que pagues todas tus deudas, pero sobre todo, que te permita saber en qué estás gastando tu dinero, impidiendo que se consolide tu patrimonio.

Una técnica de análisis

Las técnicas y recursos para este ejercicio son innumerables y adaptadas a tus gustos y exigencias: papel, lápiz y un archivador, tu computador personal o una aplicación en tu teléfono inteligente sirven del mismo modo a este objetivo.

Tener conocimiento claro y absoluto de tus finanzas te ahorrará molestias que pueden  llegar a ser bastante graves, justificando el esfuerzo que amerita realizar este balance.

En primer lugar, necesitas determinar cuáles son tus ingresos activos reales, el sueldo que percibes por tu actividad principal, el que percibes por alguna actividad secundaria (como dictar conferencias, dar clases o asesorías profesionales).

Seguidamente registrar tus ingresos pasivos (intereses bancarios o inversiones, alquileres, regalías por acciones o bonos de empresas) y determinar el total de ambos tipos de ingresos.

El próximo paso, y mucho más complicado, es determinar y registrar tus gastos. Recuerda que entre más minucioso seas con esta parte del ejercicio mayor claridad obtendrás de a dónde va a parar tu dinero y podrás corregir las fallas y desviaciones en que estés incurriendo.

Toma en cuenta que tienes gastos fijos, como tu presupuesto para alimentación, vestido, seguros, alquileres, hipotecas, educación, pago de servicios, diversión; y también incurres en gastos extraordinarios como viajes y emergencias médicas. De todos debes llevar registro.

Una vez que obtengas ambos totales, realiza una simple resta de tus ingresos totales contra tus egresos y el resultante es tu patrimonio neto, lo que queda luego que cubres tus gastos y obligaciones.

Realiza este ejercicio mes a mes y descubre, si no lo tienes claro, cuánto de tu dinero se está yendo de manera que no lo puedes recuperar y cuánto estás usando para ahorrarlo, invertirlo, hacer crecer tu patrimonio y asegurarte la libertad financiera que deseas alcanzar.

A la vuelta de un año tendrás un claro panorama de tus hábitos de gasto, podrás conocer qué tanta salud gozan tus finanzas y podrás determinar si es necesario realizar correctivos. Sólo tú tienes el control y el poder para hacer que tu balance sea positivo.

Control para tener Libertad

Si la intención es lograr que tu patrimonio incremente, generando riquezas a mediano y largo plazo, una estrategia podría ser reducir tus gastos y aumentar tu ahorro, posibilitando hacer nuevas inversiones que te permitan generar ingresos pasivos que aumenten tu cash flow.

Si esta estrategia te parece la adecuada aquí te presento una serie de recomendaciones para reducir tus gastos y tomar el control de tus finanzas personales:

  • Elabora tu presupuesto mensual, así podrás tener conciencia de cuánto ganas y controlar cuánto gastas y cuál es tu posibilidad de ahorro.
  • Aprende a distinguir entre necesidades y deseos, de este modo podrás evitar gastos innecesarios. Comprar impulsivamente puede alterar tu presupuesto. Si algo no te hace falta inmediatamente, espera a final de mes y entonces pregúntate si realmente lo necesitas.
  • Establécete metas de ahorro a corto, mediano y largo plazo, planifícalas según tus ingresos ordinarios y extraordinarios. El pago de los intereses de alguna inversión, bono o regalía son la ocasión perfecta para incrementar tu fondo patrimonial a una velocidad mayor.
  • Investiga cuál instrumento financiero te conviene más, te ofrece una mayor tasa de interés, mejor servicio y te cobra menos comisiones.
  • Compara precios y busca ofertas. Puedes visitar comercios similares buscando los mejores precios, también puedes preguntar a las personas con las que te relacionas cotidianamente dónde compran y comparar la relación calidad-precio de los productos.
  • Reduce los gastos en casa. Puedes ahorrar agua y energía contando con electrodomésticos eficientes y ecológicos y contratando el servicio con la empresa que te ofrezca un plan que mejor se ajuste a tus necesidades.
  • Evita endeudarte. Algunas deudas son inevitables, pero si puedes prescindir de las deudas, hazlo. Pagar de contado o por adelantado siempre será más barato a largo plazo que pagar un préstamo con intereses.
  • Fíjate metas de ahorro razonables, que se encuentren dentro de tu alcance con la finalidad de poder cumplirlas y, de este modo, motivarte y entrenarte para tomar decisiones económicas difíciles y necesarias como la compra de una casa o tu fondo de retiro. Revisa tu progreso con regularidad, así podrás saber qué tan lejos has llegado y cuánto te falta para alcanzar tu meta.
  • Prefiere el débito al crédito al momento de pagar. Cuando compras a crédito realmente estás adquiriendo la obligación de desprenderte de un dinero que todavía no está en tus manos, comprometiendo tu futuro. Si no es una emergencia evita este tipo de gastos.

Te propongo un tercer ejercicio: Tómate unos minutos, cierra tus ojos y visualiza la vida por la que estás trabajando, permítete imaginar la satisfacción que sentirás cuando tengas la total libertad financiera que tanto deseas y por la que estás luchando y decide si los esfuerzos que te exiges ahora valen la pena o no. Estoy convencida de que encontrarás la fuerza y los modos de seguir adelante.