«Si quieres que un tren vaya 10 km/h o más rápido, simplemente añade más caballos de fuerza al motor. Pero si necesitas que pase de 150 km/h a 300 km/h tendrás que pensar en muchas otras cosas. ¿Hay que cambiar todas las vías y hacerlas más anchas? ¿Hay que cambiar el sistema de suspensión? ¿Hay que hacer los vagones más aerodinámicos?

 Tienes que pensar out of the box, de forma diferente. No lograrás un tren nuevo con unas cuantas modificaciones. Necesitas partir de una forma de pensar totalmente nueva».

Con esta sabia reflexión, que corresponde a Eiji Mikawa, presidente de la subsidiaria japonesa de General Electric, este logró explicar al presidente Jack Welch, de la corporación General Electric, el secreto de su éxito, que se fundamentaba en trazarse objetivos extraordinarios y pensar siempre de forma distinta.

Los objetivos “Tren Bala” o Efecto Shinkansen deben su nombre y filosofía a un fenómeno que se produjo en el resurgimiento económico en el Japón de la postguerra de 1958. El gobierno japonés de entonces había dado órdenes a JR (Japan Railways) para que encontrara la forma más rápida de conectar Tokio con Osaka.

Los ingenieros de JR lograron una brillante propuesta, un tren que viajaría a una media de 100 km/h. Una velocidad sorprendente para la época y que lo convertiría en uno de los trenes más rápidos del mundo, sin embargo, eso no fue suficiente para los ejecutivos, quienes pidieron, para sorpresa de los ingenieros, un tren el doble de rápido, algo que parecía imposible de lograr.

Para enfrentar y superar este reto, lo abordaron con un pensamiento totalmente distinto. Sabían que para lograrlo debían intervenir hasta las dimensiones de las vías, desarrollar toda una ingeniería para la construcción de túneles y vencer la resistencia al viento. Y lo mejor de todo es que lo lograron. Ese cambio radical de pensamiento es lo que se llamó el Efecto Shinkansen.

El término Shinkansen significa literalmente «nueva línea troncal». Trazado que fue surcado por vez primera en  1964, por el tren llamado Hikari (La Luz), convirtiéndose en el primer tren de alta velocidad de la historia, superando los 200 km/h, reduciendo el tiempo de viaje entre las dos ciudades de seis horas y cuarenta minutos a tres horas y diez minutos. El Tren Hikari (La Luz) junto a la línea Shinkansen pasaron a conocerse como «el tren bala japonés».

El Tren Bala fue inspiración y símbolo del milagro japonés que se produjo entre la década de los 60 y la de los 80 y que permitió la reconstrucción de Japón tras las Segunda Guerra Mundial. Un efecto y una lección que hoy está más vigente que nunca, pues nos demuestra que si pretendemos alcanzar grandes trasformaciones, no lo podemos hacer con pequeños cambios u objetivos tímidos, para lograrlo, hace falta abrirse a un pensamiento distinto y a ser ambicioso en las metas y objetivos.

No te estoy pidiendo que inicies a partir de este momento una carrera tras objetivos imposibles, pero sí que tengas la convicción de que lo imposible puede llegar a ser posible, todo depende de cómo te lo plantees y como te comprometas a alcanzarlo.

Ten en cuenta que visualizar metas aparentemente imposibles ayuda a pensar en nuevas ideas y a deshacernos de procesos viejos.

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El primer gran paso para conseguir un hito en tu vida o en tus negocios pasa por escribirlo, así de sencillo, escribe cuál es tu Objetivo Shinkansen u Objetivo “Tren Bala”.

Exprésalo sin miedo. Pregúntate, ¿qué quieres lograr?, ¿quieres hacer un viaje a un paraje exótico?, ¿quieres desarrollar una solución a algún problema de la humanidad? o ¿quieres triplicar las ventas de tu negocio?

Escríbelo y expresa en papel que otros objetivos “Tren Bala” tienes.  Ahora, acompaña cada objetivo con la acción, es decir, qué harás para ello, cómo y cuándo lograrlo y cuando lo harás. Fírmalo, colócalo en un lugar visible y comprométete con este proyecto hasta lograrlo. Pon a echar a andar tu propio Tren Bala.

Sin duda que la cultura y la historia japonesa resulta fascinante y encierra siglos de lecciones, basta darse el tiempo para abrir páginas e investigar para descubrir tesoros como lo he hecho yo en estos días.

Hoy quise compartir contigo las lecciones que para el mundo de los negocios y para el crecimiento personal nos deja el “Efecto Shinkansen”, y en las próximas entregas reflexionaré sobre otros conceptos maravillosos, llenos de sabiduría y de bienestar como el Ikigai, y las claves para hallarlo, sobre el Ganbarimasu, el Kaizen y otras tantas lecciones que nos deja la filosofía japonesa.