Ikigai es una palabra japonesa que no tiene una traducción exacta. Se compone uniendo iki, que significa «vida» o «estar vivo», y gai, que significa «lo que vale la pena y tiene valor».

Es en pocas palabras y literalmente «aquello por lo que vale la pena vivir», y según los japoneses todos albergamos un Ikigai, aunque aún no lo sepamos.

Una investigación llevada a cabo por los autores Héctor García y Francesc Miralles sobre el estilo de vida de los supercentenarios (personas que han sobrepasado los 110 años de edad), descubrió algunas similitudes en sus estilos de vida.

Dirigieron sus investigaciones hacia el estilo de vida de los pobladores de Ogimi, un pueblito ubicado en la isla de Okinawa, Japón,  que tiene un porcentaje muy alto de supercentenarios. Sus habitantes, no solo viven muchos años, sino que viven plenamente, sus índices de cáncer son los más bajos de todo Japón, al igual que de otros tipos de enfermedades, como por ejemplo la diabetes.

Los miembros de esta aldea encontraron su Ikigai manteniéndose activos. Es decir encontraron su propósito, haciendo actividades que amaban y manteniéndose activos.

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¿Cuantas veces te has dado el permiso y el tiempo para explorar tu propósito y tu pasión? La verdad es, que muy pocos nos hemos dado ese permiso, porque la realidad nos ha llevado a dejarnos envolver por la rutina, por los compromisos y por la supervivencia, sin permitirnos el tiempo, ni el espacio para descubrir en cada uno de nosotros el Ikigai.

El propósito en la vida no es cuestión de destino, ni algo accidental o casual, el propósito se labra con perseverancia, empeño, errores, crecimiento, resiliencia y tiempo. Para hallar la pasión siempre debes accionar primero.

Si todavía no estás seguro de conocer tu Ikigai, puedes hacer un ejercicio que te ayude a descubrirlo. Toma lápiz y papel y busca las respuestas a estas cuatro preguntas claves:

Que amas o qué te hace feliz. Escribe todas esas actividades o gustos que te pasen por la mente y que te hacen sentir bien y feliz. Anota solo aquello que te apasione. El fin de este ejercicio es que escribas todo aquello que te da felicidad. Cierra los ojos y completa la frase: “Me hace feliz….”

Que es lo que el mundo y quienes te rodean necesitan. No solo se trata de satisfacernos en lo personal, sino además de activar la solidaridad y la disposición a ayudar a los demás, que son factores que también generan felicidad y bienestar.

Y este uno de los elementos vinculados a la longevidad de la comunidad de Ogimi, allí todos pertenecen a comunidades y se prestan apoyo mutuo. Descubrieron que el sentirse útiles y valorados forma parte de su realización y plenitud como seres humanos. Pregúntate que necesitan tus hijos, tus compañeros de trabajo, tus vecinos o el vendedor de periódicos de la esquina de tu oficina.

Describe aquello por lo que pueden pagarte. Pedir dinero a cambio de lo que sabemos hacer y hacemos bien, es lo justo. Ten en cuenta que combinar todo en lo que eres bueno con el beneficio económico es lo que te permitirá llevar una vida sostenible.

Porque la vida va más allá de ser felices en lo personal y sentirnos útiles, es además tener la posibilidad de ganar para nuestro sustento y para invertir en otros proyectos.

Y este es otro de los secretos descubiertos en aquella aldea de ancianos al norte de Okinawa, y es que la mayoría, a pesar de su edad avanzada, se mantenían activos y productivos.

Este ejercicio en particular te invita a pensar a largo plazo y responder a la pregunta: Como te ganas la vida ahora, y como te gustaría ganar dinero en el futuro.

Define en lo que eres bueno. Haz memoria, y escribe todo aquello en lo que te consideras bueno y talentoso, haz una lista de tus virtudes, todo con lo que cuentas hoy, pero además incluye en esa lista todas aquellas cosas en las que podrías y te gustaría ser bueno preparándote. Escribe una lista empezando con la frase: “Soy bueno …” y también incluye otras virtudes que puedes desarrollar.

Definidas y plasmadas estas cuatro áreas, viene ahora la acción, un plan sin acciones, son solo sueños y anhelos.

Comprométete para poner en marcha tu Ikigai. Cuando decides hacer realidad cada uno de los aspectos apuntados en cada área, corresponde pasar a la acción para permitir que emerja el ikigai de nuestro interior.

Cuando hablo de tomar acción es decidirse y actuar, es cambiar de trabajo sino disfrutas del actual, es escribir ese correo o hacer esa llamada que hace tiempo tienes pendiente, es hacer ese viaje que siempre soñaste. Es hacerlo.

Revisa los cuadrantes nuevamente y resalta aquellas cosas a las que no le estas dedicando tiempo, cosas importantes que has dejado a un lado, escríbelas de nuevo, y a un lado detalla tres acciones concretas que emprenderás para poner en marcha esos aspectos olvidados de tu vida.

Revisa y corrige cuando así lo sientas. Cuando sientas que las cosas no funcionan y sientas duda, decide y actúa, revisa tus cuadrantes y reescribe aquello que ya no te apasiona. Cambia de dirección si crees necesario. Recuerda que el Ikigai es como la vida, cambiante. La vida es demasiado corta para quedarse atascado en una situación o amarrados a sueño que no funciona.

En estas seis claves quise resumir el significado de una palabra inmensa como es el Ikigai, una filosofía japonesa que ha mantenido en vida plena y longeva a toda una comunidad.

Y si verdaderamente quieres descubrir tu propósito de vida, pregunta a tu ActionCOACH más cercano sobre nuestro taller Plan de Vida, allí encontraras la fórmula para potenciar tus virtudes y tus fortalezas.