La meta de todo dueño de empresa es lograr que su negocio sea autosuficiente con ingresos previsibles, disciplina y control de gastos, a fin de conocer y tomar el mando de tu panel de control financiero.

Hoy quiero enfocarme en el balance general, tercer componente del panel de control de tu negocio, ahondar en el concepto, estudiar sus componentes y compartir contigo unas claves que debes implementar a la hora de mejorar la situación financiera del negocio.

Se trata de un informe integral que contempla lo que ha sucedido en la empresa, desde el primer día, hasta el presente y que te muestra una fotografía exacta del estado del negocio en un determinado momento, reflejando todo, el activo, el pasivo y la cuenta de capital.

En otras palabras, en él se resumen todas las decisiones sobre productos y precios, marketing y las ventas, el manejo y decisiones sobre el flujo de efectivo, los gastos, las deudas y la inversión, todo en un solo cuadro.

Está conformado principalmente por tres secciones: Activo, pasivo y la cuenta de capital de la empresa.

El Activo son aquellas posesiones del negocio y sobre las cuales tiene pleno derecho, son todos los elementos convertibles en efectivo. Este componente, a su vez, se divide en Activo Circulante y Activo Fijo o inmovilizado.

El primero consta del efectivo, de las cuentas por cobrar y el inventario, y el segundo son aquellos activos que no pueden convertirse fácilmente en efectivo dentro de un plazo de 12 meses, ejemplo, edificios, terrenos, equipamiento y muebles.

El Pasivo es lo que debes o las obligaciones que tienes que pagar, ahora o en el futuro. También se dividen en Pasivo Circulante y Pasivo Fijo.

El pasivo fijo o no corriente, lo conforman todas aquellas deudas y obligaciones que tiene una empresa a largo plazo, mientras que el pasivo contiene las obligaciones a corto plazo de la empresa.

La diferencia entre el activo y el pasivo, es lo que se conoce como Cuenta de Capital, capital social o activo neto.

El escenario idóneo para tu negocio es lograr siempre que el valor del activo sea mayor que el del pasivo, para que la cuenta de capital resulte positiva. De lo contrario, hay que establecer correctivos, cada vez que se perciba en el balance general un desajuste o desequilibrio entre estos tres factores.

La clave está en saber qué correctivos implementar cuando determinas, gracias al balance general, un desequilibrio en las finanzas del negocio. Y acá te comparto cinco buenas prácticas para hacer tu balance general más sólido:

  • Cuando el balance general te arroje alertas, puedes proceder en lo inmediato a incrementar de forma más rápida el activo que el pasivo, o reducir el pasivo con la misma base del activo.
  • Otra alternativa es subir el margen bruto hasta un mínimo del 30 %. Si elevas el margen bruto actual hasta el 30 % o más, tu negocio alcanzara más rápidamente el punto de equilibrio y necesitará menos efectivo de préstamos para hacerlo crecer.
  • Factura en el momento de la transacción e impón rigor y disciplina en el proceso de recaudación. Ten en cuenta que si estableces una disciplina semanal para estos procesos, lograrás que la cantidad de efectivo con la cual dispondrá la empresa en el apartado de activo del balance general será más elevada. Con ello, asegurarás que tu negocio genere más efectivo por sí mismo y no se vea en la obligación de acudir a préstamos o inversores externos.
  • Siempre recomiendo a mis clientes disponer de informes regulares, mensuales y anuales, tanto del estado de resultados, del estado de flujo de efectivo como el balance general del negocio.
  • Y como quinta clave, siempre mantén los gastos a raya, lo más bajo posible durante el mayor tiempo posible. Con esta acción estarás ayudando a la empresa a alcanzar más rápidamente el punto de equilibrio y la autosostenibilidad.

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Estas son apenas cinco de muchas acciones, que junto a tu equipo de expertos en finanzas puedes tomar para reforzar el balance general de tu negocio, entendiendo este informe como la forma más eficiente para evidenciar desequilibrios y retomar a tiempo el buen rumbo de tu negocio.

Una tarea que no es para nada fácil, pero lo facilitas asumiéndola con compromiso, disciplina y perdiendo el miedo a los números. Ahora bien, no es una aventura a la que te debes lanzar solo y sin brújula, de allí que te invito a buscar el apoyo y la orientación de tu ActionCOACH más cercano.