“El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”

No puede ser más cierta esta frase del conocido basquetbolista norteamericano Michael Jordan.  Cuando la aplicamos al mundo empresarial,  comprobamos que el trabajo en equipo no solo potencia la productividad, sino que también mejora la efectividad de los trabajadores a la hora de cumplir con los objetivos planteados para hacer crecer el negocio.

Cada vez que comienzo un programa mentor con mis clientes, me doy cuenta, en la práctica, cómo es de imprescindible que la gerencia logre la correcta articulación de equipos que sepan trabajar en sinergia y que logren ensamblarse de una manera tal que permita alcanzar tanto las metas del negocio como sus metas personales, uniendo sus propios objetivos personales a los del negocio.

De lo individual a lo grupal

Un equipo de trabajo no solo es un grupo de personas trabajando juntas, su visión debe ir más allá, aceptando  un compromiso y una perspectiva en común que se acople a las metas del negocio.

Cual si fuese un equipo de baloncesto,  en todo proceso de formación es importante seleccionar muy bien a cada miembro que conformará el equipo. Hay que verlo como una pieza fundamental cuyos movimientos y acciones son claves dentro de la cancha para poder anotar ese tanto que es el logro que todos esperan y celebran.

En un negocio de alta productividad, se respetan los procedimientos de trabajo y sus empleados trabajan en equipo, compartiendo libremente sus percepciones. Se pueden resolver, en sana paz, los desacuerdos, analizar problemas, generar nuevas propuestas, realizar discusiones profesionales y construir soluciones efectivas en las que todos puedan cooperar entre sí para alcanzar el objetivo final.

Un equipo que comparte una misma visión, no solo se encuentra mejor enfocado sino que, además, genera más confianza, pues sabe hacia dónde se dirige y por qué debe llegar ahí, debido a que las personas se comprometen con lo acordado y se esfuerzan por lograrlo.

Es por ello que, en la formación de equipos de trabajo dentro de la empresa, es importante tomar en consideración que esa acción en sinergia suele ser más efectiva y eficaz que la acción individual o que la simple suma de acciones individuales.

Tener metas claras

La formación de equipos de trabajo no es un proceso fácil ni automático, sobre todo en pequeñas y medianas empresas, donde lograr esta modalidad de trabajo resulta una gran ventaja competitiva.

Uno de las primeras acciones, dentro del proceso, es fijar el tamaño y los límites del equipo, establecer sus procedimientos y especificar las normas de conducta que deben seguirse.

Sin una meta bien definida ni unas directrices claras de lo que se necesita, es imposible dar con el equipo correcto para lograr los objetivos que requiere el negocio.

También hay que identificar claramente las necesidades y los roles que van a cubrir los miembros que conforman el equipo de trabajo, así como lo que se espera de cada uno de ellos. Estos roles deben ser reales y no demasiado ambiciosos, para evitar un sentimiento de frustración o fracaso en caso de que,en algún momento, las cosas no marchen como se esperaba.

Por ello, debe lograrse que haya siempre una comunicación fluida y directa entre sus integrantes, lo que permite aprovechar, en mayor medida, el potencial de cada uno de ellos.

La importancia del líder de equipo

Una vez que hayas formado el equipo de trabajo, cada persona debe sentirse libre para desarrollar sus capacidades y estilos, lo cual permitirá definir hacia dónde debe estar orientado el trabajo y la responsabilidad y el rol de cada trabajador para llevar a cabo el proyecto para el cual se formó este grupo.

Teniendo en cuenta que cada persona tiene talentos y habilidades distintas que potencian al equipo desde diferentes puntos de vista, resulta necesario definir quién, de los integrantes, debe ser el líder que sea capaz de sacar lo mejor de cada persona y del equipo en su conjunto.

Este líder debe saber construir  sus relaciones en base a la confianza y la lealtad de los otros miembros del equipo de trabajo, y no mediante presiones ni amenazas.

Un líder no es un jefe y tiene que saber emplear sus habilidades para que cada miembro del equipo aporte cosas valiosas que permitan construir, juntos, soluciones creativas, para así alcanzar, de manera efectiva, las metas planteadas.

Recuerda que la formación de un equipo de trabajo es un proceso donde se combinan personas, experiencias, habilidades y conocimientos con el fin de desarrollar proyectos que mejoren la productividad de la empresa y hagan crecer al negocio y a sus trabajadores.

¿Sientes que tu Negocio no se parece a un equipo de baloncesto? Contáctame, juntos podemos hacer de tu negocio un equipo ganador.