William Tecumseh Sherman, fue un general del ejército norteamericano que destacó durante la guerra de secesión, y que al decir de los estudiosos en la materia, es uno de los más importantes estrategas militares de todos los tiempos. El historiador militar británico Basil Liddell Hart, considera a Sherman equivalente a Napoleón Bonaparte, por su gran estrategia demostrada en la batalla.

¿Pero qué hace tan especial a Sherman? Nacido en Ohio, en 1820, fue un militar, educador y escritor estadounidense. Alcanzó su renombre por su brillante participación con el rango de general en la guerra civil de Estados Unidos, pero una de las cosas que más sorprende de este personaje, es que siempre se sintió más cómodo siendo el número dos, al punto de preferir retirarse de la vida política y rechazar la presidencia de los Estados Unidos, cuando justo tenía el mundo a sus pies.

El liderazgo y ascenso de Sherman, se basó en sus acciones y no como resultado a sus ambiciones, hizo que se ganara el respeto de un país a quien demostró con su servicio, ser un hombre de fuertes convicciones y valores.

Es la historia del general Sherman, un modelo a seguir para todo aquel emprendedor en su carrera. ¿Qué claves podemos extraer de la historia de este personaje?

No pierdas de vista tus habilidades. La historia narra un momento que describe la personalidad de Sherman. Cuando estallan los primeros brotes de la Guerra Civil en Estados Unidos, este es enviado a la batalla de Bull Run, y es en medio de estas batallas que es convocado para reunirse con el presidente Lincoln y su principal asesor en lo militar, quienes le anuncian su intención de ascenderlo a brigadier general. Al culminar el encuentro, el protagonista de nuestra historia de hoy hizo una extraña solicitud: “aceptaría el ascenso solo si contaba con la garantía de no tener que asumir una posición superior después”.

Sherman percibía que como número dos, podía tener una apreciación sincera de sus propias capacidades, en otras palabras, Sherman siempre quiso estar listo y preparado para avanzar en sus responsabilidades.

No permitas que la ambición ni la aprobación te distraigan. Muchos suelen caer en el error de siempre, querer ser más que el otro, o querer tener más que el otro, y se les va la vida corriendo carreras que no los llevan a nada. Recuerda que solo tú debes saber en qué carrera quieres participar y hacia dónde quieres dirigirte, debes tener claro el sentido de tu propio camino y cómo permanecer en él.

Y esto lo logras siendo auténtico, natural y procurando ser tan bueno en lo que haces como sea posible, sin distracciones y sin nada que te aleje de tu objetivo. Piensa siempre en qué es lo verdaderamente importante para ti y toma las medidas que debas tomar para dejar a un lado las distracciones.

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Mantén la conexión con la realidad. William T. Sherman supo aprender de las derrotas y de la frustración que estas le provocaron. Un ejemplo de ello está reflejado en la historia del sitio a Fort Donelson, en eso momento, Sherman ostentaba un rango superior al del general Ulysses S. Grant, sin embargo, hizo a un lado su rango y apoyó decididamente a Grant, en lugar de dar órdenes. “Este es su momento —le dijo Sherman en una nota que iba acompañada por otro barco lleno de pertrechos—, pídame cualquier ayuda que considere que le puedo prestar”. Esta decisión de ceder el mando valió para que juntos ganaran una de las primeras batallas de la Unión en la Guerra Civil. Un ejemplo de dominio de la ambición.

Su profundo conocimiento de la topografía, que había explorado desde su juventud, lo llevó a desarrollar un plan que para muchos era una suerte de locura, pero que lo llevó a ganar la guerra, su famosa marcha al mar, una maniobra militar que evitó de forma deliberada asaltos frontales y demostraciones de fuerza con batallas campales.

Mantente fiel a tu propósito. Más que alcanzar el poder, a Sherman lo que realmente le interesó fue servir, esa fue su prioridad, él siempre supo perfectamente lo que quería y lo que no.

Y allí está una fundamental enseñanza, ¿qué quieres realmente alcanzar con tu negocio?, acaso ¿más dinero?, ¿más influencia?, ¿más poder? O ¿un mejor futuro para tu familia?. Tal como Sherman necesitas saber lo que no quieres y lo que esas decisiones dejan por fuera.

Porque debes entender que algunas estrategias son excluyentes. No puedes obtener todo a la vez, debes decidir cambiar unas cosas por otras, a pesar de que la ambición te lleve a aspirar a quererlo todo.

La gran pregunta que debes hacerte, y segura estoy de que en algún momento William T. Sherman se la hizo, es ¿cuáles son tus verdaderas motivaciones?, ¿por qué haces lo que haces? La respuesta a estos cuestionamientos son las que te llevarán a saber decir no a las tentaciones de la ambición y a dejar a un lado aquellas carreras o retos sin importancia.

Debes aprender, tal como William T. Sherman lo hizo, que la fe en ti depende de tus logros reales, y no de los elogios o de la atención que despierte en los demás tu éxito.

Me quedo con lo que considero una de sus más grandes lecciones de una nota que le escribió como advertencia a su amigo Grant, quien sí había aceptado la presidencia de EE. UU.: “Sé natural y sé tú mismo, y esta reluciente adulación será como la brisa pasajera del mar en un caluroso día de verano”.