Augusto tenía mucho tiempo delineando qué tipo de negocio quería iniciar, tenía una visión bastante clara al respecto, había calculado los costos, tenía incluso un manual de estructura de cargos para el empleo del personal que requería y, de esa manera, había disminuido, en mucho, el porcentaje de errores de su startup.
Sin embargo, todo comenzó a ir mal: Augusto no supo cómo manejar la relación con sus proveedores y para completarla, en su afán de dar buen servicio, no tomaba en cuenta las necesidades de sus clientes más importantes. ¿Qué estaba sucediendo?
Esos dos factores, clientes y proveedores, son parte importante de la cadena de productividad de tu empresa. En esta oportunidad quiero dedicar este espacio para hablar sobre aquellas personas o empresas que te venden los insumos para tu funcionamiento.
En ocasiones nos esmeramos en atender a los clientes y, al descuidar a los proveedores, estamos matando la relación de quienes nos ayudan a “conformar” el producto de calidad que queremos ofrecer.
Las relaciones negocio-proveedor basadas en la búsqueda por parte de cada una de las partes de beneficios a corto plazo, solo trae una pugna por el precio y suspicacia ante la baja calidad de lo ofertado, o las irregularidades de la entrega, lo que redunda directamente en la calidad de tu propio producto o servicio.
Las interacciones con tus proveedores deben ser lo más parecido a trabajar en equipo, como si el comprador y el distribuidor trabajasen para la misma empresa, para alcanzar la confianza mutua, bajo acuerdos comerciales de ganar-ganar y el cumplimiento de los plazos tanto del despacho del material como de los pagos del producto. Estas reglas, que parecerían básicas, en ocasiones son olvidadas por alguna de las partes (tu proveedor o la dirección de compras de tu negocio) y es cuando comienzan los problemas. En el caso de Augusto, su naciente negocio de mantenimiento de piscinas a hoteles, clubes y centros de recreación, se benefició en cuanto los proveedores y el propio Augusto, se sentaron a dialogar y sustituyeron la relación antagónica que había surgido desde el principio, por una de respeto mutuo hacia la labor del otro.
Lo ideal es que tu empresa y las de tus proveedores, crezcan juntas y establezcan sólidas relaciones permanentes en el tiempo. Aunque tu proveedor pueda no ser el más competitivo en precios del mercado, tú conoces bien que existen otras ventajas como la calidad, los plazos de entrega, las garantías postventa, etc. que brindarán solidez a tu negocio y prestigio a lo que tú mismo estás vendiendo.
Para Augusto fue una dolorosa lección que le costó cerrar operaciones por algunas semanas, mientras normalizó sus tratos con sus proveedores y, por tanto, el ingreso de insumos para su negocio.
No dejes eslabones débiles en la cadena de tu emprendimiento. En ActionCOACH tenemos sistemas probados para escoger el mejor proveedor y mantener sanas y provechosas relaciones con ellos. Te animo a que no dejes que las dificultades propias de un novato en construir un negocio te nublen la visión de tu futuro. ¡Da el primer paso!