El autoempleado es, por lo general, el primer salto en la escalera empresarial pero, para muchos, es el único paso, porque buena parte de los empresarios nunca pasan de este nivel de crecimiento en los negocios. ¿Te preguntas cuál es la razón? Hagamos un poco de historia.

Las ansias para iniciar un camino en los grandes negocios por lo general se origina en una insatisfacción ocasionada por la poca realización en su empleo, ya sea porque no pudo tomar las anheladas vacaciones,  porque sus ingresos no corresponden al esfuerzo y dedicación que le imprime al oficio que desempeña o que su habilidad es clave para que la empresa funcione y, además, siente que puede hacer lo mismo por su cuenta y tomar todo el pastel de la ganacia. Cuando esa insatisfacción es mayor a la seguridad económica que le representan  sus ingresos económicos, entonces ese emprendedor decide lanzarse a la aventura de montar su propio negocio.
La mayoría de las personas buscan iniciar su camino empresarial en un negocio de la rama que dominan, como aquel ingeniero programador que decide renunciar a su empleo y hacer él mismo el trabajo, o una profesora de una escuela de Chef que prefiere ofrecer sus clases a domicilio. El problema inicia cuando, al intentar organizar todo lo que conlleva un negocio, descubren que no resulta sencillo conciliar los libros contables, la permisología, la búsqueda de clientes, las actividades de marketing, por lo que  comienzan a “abdicar” todas estas funciones que es muy diferente a “delegarlas”: quien delega lo hace basado en sistemas de trabajo, mientras que quien abdicaentrega una función sin estar sistematizada o por. Y, así, el emprendedor se refugia en la actividad que más le gusta, donde es fuerte, que es la función técnica,convirtiéndose por lo tanto en un autoempleado.
En ese momento, sin siquiera sospecharlo, ese emprendedor lanza un ancla que lo deja atrapado en la posición de autoempleado, dominado principalmente por el sentimiento de control de lo que mejor conoce de su empresa, o de asuntos más inconscientes como el deseo de reconocimiento de su trabajo o suponer que es el mejor. Piénsalo, ¿conoces a alguien que no entiendes por qué no le gusta delegar, ni por unos días, su trabajo, aduciendo que nadie lo hace como él?
A veces me pregunto qué hubiese pasado si Brad Sugars, el mentor de la franquicia ActionCOACH hubiese tenido reparos en delegar la función de coach porque nadie lo hace tan bien como él, es posible que no hubiese existido este modelo de negocio que ha probado ser de las franquicias más exitosas de los últimos tres quinquenios.
Me gustaría hacerte unas preguntas:
-¿Qué te mantiene al frente de tu puesto, sin permitir que otra persona haga de “técnico” mientras tú puedas trabajar como “Dueño”?
-¿Puede ser que tu propio ego te impide comprobar que otra persona puede hacer el oficio quizás tan bien o mejor que tú?
-¿La necesidad humana de sentirte insustituible y único?
Si logras tener conversaciones muy honestas contigo, a un nivel muy íntimo, vas a poder encontrar las verdaderas  respuestas, sin máscaras, y al hacerlo, también encontrarás una ruta para cambiar la situación y que tú y tu empresa crezcan juntos. Recuerda que el mejor empresario es aquel que sabe hallar el mejor talento, y mantenerlo, basado en una línea de trabajo descrita en los sistemas que ha creado.
Rompe con tu necesidad de control y de mantener en alto tu ego, y permite que tu negocio crezca al roderarte de personas valiosas para que hagas la función de dueño y no de técnico. Créelo, tu eres mucho más que un técnico, eres un empresario y te aliento a que actúes  como tal.