«Stephan, un destacado filántropo, humanitario, héroe de guerra y pionero de la industria, era un hombre cuya increíble visión de futuro cambió la industria de cruceros para siempre», con estas palabras, la familia de Ed Stephan describió el legado del padre de la industria de los cruceros de todos los tiempos, quien falleció a los 87 años de edad en Miami, ciudad que se convirtió en la capital mundial de los cruceros.

Hablar de Ed Stephan es hablar de grandes y ambiciosos sueños, de pasión, agudeza de visión y liderazgo, de cómo un joven capitán de botones en el Hotel Casablanca, en Miami Beach soñó y logró hacer realidad esa visión de crear y dirigir a la segunda compañía de cruceros más grande del mundo, con seis marcas y una flota conjunta de sesenta y tres (63) barcos.

Es a ese legado que quiero enfocarme en este día, el legado de Ed Stephan, quien cambió la industria de los cruceros y del turismo, al punto de ser considerado el artífice de Miami como destino mundial de cruceros.

Una nota curiosa que dice mucho de su personalidad y clave de éxito es que como primer presidente de la línea de cruceros, cargo que ocupó durante 27 años, se dedicó a leer cada tarjeta de comentarios de los clientes.

Ed Stephan, cambió la industria de los cruceros y del turismo, es considerado como el artífice de Miami como destino mundial de cruceros.

Sus dotes como excelente negociador las puso en práctica en 1968, cuando logró convencer a las navieras Anders Wilhelmsen & Co., Gotaas-Larsen Shipping Corp. y IM Skaugen A/S para que se unieran y formaran una flota conjunta, lo que dio pie a la creación de Royal Caribbean Cruises Ltd, que cuenta hoy con cuatro marcas globales: Royal Caribbean International, Celebrity Cruises, Azamara y Silversea Cruises, con una alianza al 50 % con la alemana TUI Cruises y una participación del 49 % del paquete accionario con la empresa española Pullmantur Cruceros.

Soñó con una línea de cruceros que proporcionara un nivel de servicio y lujo que superara lo que los hoteles ofrecían en tierra, que operaran durante todo el año desde Miami, con barcos de un especial estilo que nunca antes se había visto en la industria.

Y justo allí, en su visión, radica la principal enseñanza que podemos extraer de este grande de los negocios, considerado por sus colaboradores como el ícono de la industria de cruceros y quien descubrió la fórmula de cómo llenar cruceros y ganar dinero. En definitiva, fue un hombre que no escatimó en soñar, en construir una visión y hacerla realidad.

Stephan labró el camino de su empresa de una forma tan acertada y ambiciosa que la experiencia Royal Caribbean cumple más de 50 años navegando siempre a buen puerto.

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De eso se trata su fórmula de éxito y ejemplo a seguir. Ahora bien, quiero enfocarme en ti, a la luz de esta experiencia, quiero que pienses, revises y retomes la visión de tu negocio, cuestiónate, haz una revisión de aquel negocio que visualizaste en tus inicios, en los pasos que has ejecutado para alcanzarlo y en lo que has logrado hasta hoy. Pregúntate y atrévete a pensar en el futuro, cómo te ves en él. ¿Es esa visión que está redactada en tus manuales y figura en tu website, el motor y la guía que conducirá a toda tu organización hacia el éxito? ¿Has medido el nivel de compromiso de tus colaboradores hacia esa visión? Esta respuesta será determinante para que puedas ratificar que estás en el buen camino, o reencauzar tu negocio hacia la senda correcta.

Una visión debe ser lo suficientemente clara y motivadora como para comprometer a todos a su cumplimiento, sabrás si es la correcta, si esta contempla estos cuatro componentes:

1. Propósito. Es decir, ¿cuál es el fin de tu organización? ¿En función de qué fue creada? ¿Cuáles son las necesidades a satisfacer o los problemas a resolver?
2. Valores. Los valores son la columna que mantiene firme a una organización. Es el código de conducta que marca las actuaciones de sus miembros, por eso deben ser auténticos, honestos y asumidos con convicción.
3. Misión. Es la conjunción del propósito, el objetivo y lo que aspiras a aportar a la sociedad.
4. Imagen. Es lo que reflejas y cómo te perciben los demás, por lo que debes tener claro cómo quieres ser percibido y actuar coherentemente en función de ello.

Al lograrla determinarás el norte y el propósito para tu negocio, darás la motivación para que todos aporten siempre un extra en pro de la organización, y con ello, cohesión, compromiso y sentido de pertenencia.

Definitivamente, Ed Stephan, gracias a su visión clara y ambiciosa, logró convertir su sueño en realidad, una visión con un claro propósito, acorde a los valores, con una misión y una imagen en sintonía con aquel sueño, sin miedo a los cambios, abierto a la innovación y dirigido a satisfacer a sus clientes. Un ejemplo que debe servirte de inspiración, y una invitación a revisar hoy, la visión de tu negocio.

Quiero cerrar con una frase que publicó Miami Herald: «Aunque no soy mucho de pensar en legados, todavía me parece gratificante que la línea vaya a estar por ahí un largo tiempo». Una visión que perduró a pesar de su retiro y ahora trascenderá a su partida.

Si estás inspirado y motivado para hacer una revisión de tu visión, es el momento de consultar a tu ActionCOACH más cercano, este te dará toda la orientación y las herramientas necesarias para lograrlo.