Podemos alejarnos de aquellas personas que ejercen una mala influencia sobre nosotros, pero lamentablemente, en muchas ocasiones, terminamos víctimas de nuestra propia mala influencia.

Estas son las más difíciles de detectar porque pueden esconderse en pensamientos de mucha lógica, y comportamientos de prudencia o autoprotección, pero puedes identificarlos porque son pensamientos que sirven para justificar la inacción o la falta de logros.

Este autoengaño me parece altamente perjudicial porque termina escondiendo tus potencialidades debajo de una gran montaña de excusas.

Recuerdo el caso de una conocida llamada Sumaya, quien sufrió de asma toda su vida, esa molesta condición que impide respirar normalmente a quienes la padecen. Ella no terminó su carrera universitaria y, a la postre, tampoco destacó laboralmente, pero a ella le parecía completamente lógico no haber alcanzado ninguna meta debido a su condición de asmática.

Su limitación respiratoria resultó para ella una excusa perfecta para no salir de su zona de confort, no estudiar ni esforzarse en la universidad o cumplir sus responsabilidades laborales. Ella fue, durante su vida, su principal saboteadora.

Todos conocemos casos de personas con verdaderos impedimentos psíquicos, físicos e incluso intelectuales que eligen vivir arriba de la línea de manera que toman las riendas de su propia vida, y, gracias a eso, han triunfado en distintas ramas educativas, deportivas, científicas, laborales.

Cuando veo personas como Sumaya, inmediatamente las comparo con otras como el físico Stephen Hawking e imagino que habría sido de su actividad científica, sus aportes a las ciencias, sus discursos o programas televisivos, si hubiese decidido detener su carrera universitaria, debido a la esclerosis lateral amiotrófica que le impide moverse e incluso hablar con su propia voz.

Puedes elegir si parecerte a Stephen o en el caso contrario a Sumaya, si permites que tu propia mente ponga límites a tus potencialidades.

En el momento en que te convenzas de que controlas tu mente y a través de ella construyes tu propio destino, estarás cerrando la puerta a la posibilidad del autosabotaje.

El método más práctico para evitar que caigas víctima de tu propia mala influencia, es manteniendo ocupada tu mente, con un propósito definido apoyado por un plan concreto. Es hora de preguntar ¿controlas tus pensamientos o permites que ellos te controlen a ti?