En la primera mitad del  2015 Volkswagen superó a Toyota como el mayor fabricante mundial y con esto logró alcanzar sus ambiciosas metas tres años antes de lo previsto. ¿Pero esta carrera por ganar el volumen sostenido de ventas tuvo un costo para este gigante de la industria automotriz?
Recién nos enteramos que la Volkswagen reconoció haber instalado en 11 millones de autos un software que le permitía que no se detectara los niveles máximos de gases contaminantes en ciertos modelos de autos diesel. Esta noticia provocó la renuncia de su CEO, Martin Winterkorn, la suspensión de algunos modelos de sus marcas en EEUU , la posibilidad de una multa de 18 mil millones de dólares y la caída estrepitosa de sus acciones en un 30%, sin contar las futuras denuncias de algunos clientes con lo que, este escándalo, se ganó el título para la posteridad del Dieselgate.
Desconozco la proyección de ventas que tenían los directivos de la empresa, pero la primera pregunta que me viene a la mente es: ¿sabían el costo de mentir en este asunto tan serio y las consecuencias económicas, morales y de reputación que esto les ocasionaría si fueran descubiertos?. Obviamente, creo que no imaginaban ser descubiertos y por eso mintieron.
Ahora la siguiente pregunta es : ¿Por qué mentimos?
El profesor de psicología en la Universidad de Dakota del Norte, Douglas Peters, comenta que mentir “ligeramente” a los demás y proyectar incluso una imagen ensalzada de ti mismo, es una parte natural de la vida. Lo dijo el filósofo Friedrich Nietzsche“Mentir es una condición más de la vida”.
Sin embargo éstas te pueden conllevar a mentiras cada vez más grandes y sufrir sus consecuencias.
Se aprende a mentir desde niños a través de las experiencias, en especial las que se tienen cuando los padres mienten frente a sus hijos y que estas mentiras pasan sin consecuencias. Poco a poco se convierte en un hábito y la mentira se vuelve aceptable para interactuar con los demás. Al llegar a la edad adulta, la persona  en sus diferentes roles, tanto personales como de negocios, muestran sus verdaderos valores o la ausencia de ellos. Y esto último queda totalmente de manifiesto con los directivos de la Volkswagen.
No sé como haya sido la historia de ellos, pero lo que sí se es que en la vida laboral todo el tiempo estás sometido a situaciones que ponen a prueba tus valores y hace que en los momentos de dudas te aferres a ellos.
Imagina que pasas hambre, no tienes dinero para comer y tienes la oportunidad de tomar un dinero que no es tuyo. Esta decisión es dura, porque si no has pasado hambre tal vez no te imaginas lo que es eso. Te ruge el estómago y te sientes débil. Es en ese preciso momento depende de cuál sean tus valores, tomarás una decisión. Puedes robar y justificarte, o puedes doblegar tu orgullo y mendigar, o quizás puedes encontrar  cualquier trabajo rápido  como lavar un coche, emplearte de paseador de perros, lavar platos o hasta los baños.
Esto es un ejemplo al extremo pero  su mensaje lo podemos extrapolar a muchos momentos cotidianos en nuestras vidas. Y es la reflexión que quiero invitarte luego de conocer este caso tan bochornoso, como lo es una empresa de primer mundo, que era sinónimo de eficiencia, caiga tan bajo moralmente por mentir. Ellos tuvieron otras alternativas , pero eligieron la ambición por encima de la ética. Mi otra pregunta sería: ¿cuántas otras veces dijeron mentiras “blancas” hasta que las conllevó a la  detonación de esta gran mentira?.
Ahora bien, pareciera este caso algo lejano a muchas personas o empresarios por el monto de lo que está involucrado, pero ¿no sería una buena idea que reflexionaras sobre ti mismo y revises tus valores en tu vida y en tu empresa?.