¿Tus finanzas familiares no marchan como quisieras?, quizás tengas la sospecha que estás gastando mucho o, inclusive, puede ser que estés en una situación holgada, pero mientras no conozcas cuánto gastas es posible que estés dando palo de ciego a la piñata, o que puedas estar desperdiciando recursos que si los invirtieras creciera mucho más tu dinero. Y ¿qué enseñarás a tus hijos?

Necesitas una brújula: abre tu computadora y comienza a hacer un presupuesto o, en el peor de los casos, toma lápiz y papel para comenzar a contabilizar, por escrito, tus gastos. Este es el primer y más importante paso para comenzar a sincerar las cuentas personales. Es lo que Dave Ramsey llama “Plan de Flujo de Efectivo”. Lo debes hacer siempre y organizarlo una semana antes que comience cada mes.

¿Cuál es el fin de llevar el presupuesto?

  • Control de tu dinero. Conocer dónde estás gastando más de lo necesario.
  • Hacer previsiones para planificar tu futuro y
  • Hacer frente a cualquier contingencia.

El presupuesto mensual debe, al menos, ser igual a cero. ¿Qué quiere decir? Que tus gastos semanales deben estar justificados por el ingreso. Nunca gastar más de lo que te ingresa, evitando utilizar los instrumentos crediticios que tengas a la mano. No me malinterpretes, no estoy en contra de un préstamo, siempre y cuando puedas hacer frente a los pagos.

Para hacer un presupuesto mensual es muy importante que tu pareja te apoye y acompañe, al igual que el resto de los miembros de la familia si son activos económicamente hablando.  No es cualquier cosa, están delineando la manera de poder vivir con tranquilidad. La sinceridad, a la hora de hacer los cálculos de ingreso o gastos, es trascendental: si el presupuesto es mal calculado no habrá valido la pena hacerlo.

Tu presupuesto debe contemplar todos los gastos posibles de ese mes, consultas médicas, pago de seguros de salud, cuota del vehículo, alquiler o pago de vivienda, ropa, zapatos, maquillaje, accesorios, escuela, tarjetas de crédito, lo que se va a gastar mensualmente en comida, y por supuesto, no menos importante, el presupuesto para el ocio y disfrute (cine, almuerzos, museos, regalos). No puedes dejar nada por fuera. Pero no se te olvide: debe ser igual o menor que la totalidad de tus ingresos, nunca mayor que estos.

Mi abuela Flor solía colocar el dinero de cada mes en sobres de diferentes colores para saber que eso era lo que tenía para cada uno de los gastos del hogar. Es una práctica de finanzas muy simple y que puede ayudarte a manejar mejor los recursos en lugar de tenerlos “mezclados” en tu cuenta bancaria.

Si tus ingresos son variables puesto que trabajas por cuenta propia, por comisiones de venta, o bonificaciones, entonces tu plan de flujo de efectivo debe estar basado en gastos priorizados. Lo importante es que cada centavo que te va a ingresar sea primero “gastado” en tu papel.

Como suele ocurrir, los imprevistos llaman a la puerta justo cuando uno intenta tener alguna disciplina, se llama “Murphy”. ¿Qué puedes hacer?, pues reunirte con los miembros de la familia que aportan los recursos y reestructurar el presupuesto en base a las nuevas prioridades que hayan surgido y restar ese dinero de aquellas partidas que no son tan prioritarias (ocio, ropa, o cualquier otro gasto), porque lo importante es que te ciñas con exactitud a tu presupuesto.

Comienza ahora, frente a tu computadora abre una hoja de Excel o comienza a utilizar alguna de las aplicaciones que hay en el mercado, lo ideal es que te apalanques con la tecnología, a mi me gustan, Quicken, Money, You need a Budget (YNAB) o incluso puedes recurrir a los sobres de colores, lo importante es que lo hagas.

De esta manera verás cómo tu economía familiar florecerá rápidamente y podrás avanzar en los siguientes pasos para hacerte millonario. Pero de eso hablaremos próximamente.