Muchas veces observo personas que se quejan de la situación del país, la economía, el clima, los políticos, y responsabilizan a esas circunstancias de su poco éxito personal o en los negocios. Déjame decirte que si piensas así ya tienes la mitad de la batalla perdida.

Te tengo una noticia: el mundo no dejará de girar ni las cosas dejarán de suceder sólo para que consigas el momento ideal de alcanzar tu éxito. Lo tomas o lo dejas.
Esta actitud está definida como el “determinismo” por Stephen Covey, y no se trata de que no existan agentes externos que puedan afectarnos en determinadas áreas (¡o todas!) pero entre ese estímulo y la respuesta, el ser humano tiene la libertad interior de elegir.
Todos en algún momento, hemos tenido condiciones adversas en nuestro camino como emprendedor, o en la vida personal, intelectual, sentimental o espiritual, pero aquellos que realmente alcanzan el éxito son los que se reinventan, buscan nuevas maneras, rediseñan acciones que les permitan encontrar los resultados que aspiran, ¿Cómo? la respuesta es la proactividad, que no es solamente tomar la iniciativa, significa que, como seres humanos, asumimos la responsabilidad de los resultados de nuestra propia vida. La pregunta sería ¿En quién te tienes que convertir en este momento para echar a andar tu negocio? si sigues haciendo lo mismo, vas a tener el mismo resultado: algo tienes que cambiar y ese cambio normalmente viene de adentro hacia afuera.
Me tocó trabajar hace algunos años con Miguel Ángel, un bonachón emprendedor cuya empresa de servicios no estaba del todo bien, y la conclusión a la cual llegó Miguel era que el tipo de servicio que presta no tiene arraigo en la costumbre de los habitantes de la ciudad donde se encuentra, por tanto estaba destinado al fracaso. Fue tanta su desesperanza, qué incluso acudió a adivinas y pitonisas creyendo que en ellas podría confiar el futuro de su empresa. En definitiva, Miguel pensaba que las circunstancias externas predestinaban su prosperidad  y el de su empresa.
Trabajamos durante un año, para además de mejorar sus técnicas de marketing y sanear su empresa, poder cambiar su forma de asumir que el único responsable de lo que suceda en su vida o su empresa es él mismo. No es responsabilidad de la cultura de la ciudad, ni la economía, ni los políticos, ni el dólar, ni la crisis.
Existen personas que se dejan llevar por el ambiente como una hoja por el viento, y hay otras que deciden planear, volar, dirigir su futuro aprovechando los ventarrones por muy fuertes o débiles que estos sean. Asume que no hay correlación entre los políticos o la economía y tu propio éxito. Te dejo esta útlima pregunta: ¿Prefieres culpar a otros y llorar tu fracaso o asumir la responsabilidad de tu vida?