“Más vale prevenir que lamentar” es un refrán muy extendido, y sin duda, ha sido de gran utilidad en algún momento de nuestras vidas. La prudencia que aconseja puede evitarte accidentes, malos entendidos o, incluso, cometer errores. Pero también puede hacer que te estanques en tu vida y que no aproveches las oportunidades que se te pueden presentar por la incertidumbre que conllevan.
Las personas que evitan asumir riesgos son, por lo general, aquellos que dudan de sus propias capacidades y prefieren mantenerse estancados en su zona de confort antes que asumir el riesgo inherente a tomar decisiones en situaciones desconocidas, aún si estas pudieran conducirlos a mejorar en los negocios, la salud, las relaciones o el espíritu. Sin embargo, la vida misma tiene un hermoso componente de incertidumbre que te reta a cada momento, que te impulsa a dar más, a recorrer caminos y probar nuevas experiencias.
No puedo dejar de pensar en un doctor de la zona, quien, desde hacía muchos años, tenía su consultorio enclavado en un hospital muy famoso de la ciudad, al que acudían sus pacientes que le generaban ingresos estables y un estatus dentro de la comunidad científica.
Su cabeza bullía de ideas nuevas, pero sabía que las rígidas normativas de la clínica donde se encontraba no permitían llevar a cabo las reformas necesarias en su consultorio, con nueva tecnología e incluso nuevo personal.
María Inés: ¿Tú crees que tendré éxito si abro un nuevo consultorio fuera del hospital?, me preguntó con evidente nerviosismo ante el dilema que planteaba.
Estimado Augusto –le contesté mirándolo a los ojos- Nadie te puede dar respuesta a tu duda, y si lo hace, estaría actuando con gran irresponsabilidad, porque, ¿quién tiene una bola de cristal para predecir el futuro? Yo, en cambio, te pregunto si ¿estás dispuesto a salir de tu comodidad para construir el consultorio que siempre has deseado y dar el 100% de ti mismo para mantener a tus pacientes actuales?, ¿Eres capaz de hacer todo lo posible por captar más clientes, ensayar un sistema de comunicación contínua con los pacientes y tener asistentes impecables y entrenados? Además ¿vas a llevar a cabo las estrategias de mercadotecnia que requieras para elevar el nivel de tus clientes y prospectos?
¿Cuál crees que fue su decisión?, pues les comento que nuestra conversación fue el detonante para dejar atrás el miedo al riesgo y llevar a cabo sus planes. ¡Por supuesto que su renombre creció a la par de la satisfacción de sus pacientes!