Tomar el camino de emprender nunca es tarea fácil, ni rápida, tengas la edad que tengas, pero hacerlo en edad adulta, aunque no lo creas, supone más ventajas que retos. Porque cuentas con una mayor experiencia; has aprendido de los errores; has desarrollado una perspectiva más amplia, con los años obtienes más calma, serenidad, y más sabiduría, además que mientras más años, mayor será el número de personas y contactos.

Y esta afirmación está respaldada por varios estudios que desmitifican que solo los emprendedores jóvenes son más exitosos.

Una de estas investigaciones fue desarrollada por Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Estados Unidos, que reveló que la edad promedio de un emprendedor exitoso que funda una empresa en el país es de 45 años. Esta investigación se propuso estudiar en detalle y desarrollar una base de datos con información de la Oficina del Censo Estadounidense. Separaron grupos de distintos tipos de empresas, su trayectoria desde que fueron creadas y la edad de los pioneros.

De estas compañías se enfocaron en aquellas prototípica startup tecnológicas, entre muchos otros detalles, lo interesante de sus resultados es que en promedio, la edad de sus responsables no bajaba de los 40 años.

Pierre Azoulay, Benjamin Jones, J. Daniel Kim y Javier Miranda, autores de este estudio, escribieron en un artículo de la revista Harvard Business Review: “Los emprendedores mayores tienen una tasa de éxito sustancialmente superior”. Y señalaron más: “Nuestra evidencia apunta a que el desempeño emprendedor aumenta rápidamente con la edad hasta llegar a su punto más alto hacia finales de los 50”.

Es el caso de Katharine Graham, una mujer que fue impulsada por las circunstancias, y que a la edad de 46 años le tocó tomar el mando de uno de los periódicos más importantes de Norteamérica, y desde esa posición enfrentó al poder y defendió la libertad de expresión, en una época en la cual era la única mujer en un mundo de hombres.

Graham asumió la presidencia de la empresa The Washington Post Company, en su mediana edad, en estado de duelo, con cuatro hijos, además rodeada de la desconfianza y dudas sobre su capacidad de gestión y liderazgo. Y poco a poco, ella se ocupó de despejar cada una de esas dudas.

Y lo logró dejando el miedo a un lado, rodeándose de los mejores, tomando decisiones trascendentales y teniendo visión de futuro. Tal como ella misma escribió: “No tenía ni idea de lo que se suponía que debía hacer. De modo que me dispuse a aprender. Lo que hice fue poner un pie delante de otro, cerrar los ojos y caminar hacia el abismo”.

Una vez al frente de The Washington Post tomó la dura decisión de despedir a varios periodistas del diario e inició la búsqueda del mejor talento nacional para elevar las firmas del diario. Ya para finales de los sesenta, el periódico se había ganado un importante lugar.

Siempre se recordará por su determinante papel durante dos episodios históricos de Estados Unidos, el primero en 1971, cuando decidió publicar el estudio secreto sobre la Guerra de Vietnam que había elaborado el Gobierno. La administración Nixon presionó para evitar su salida, amenazando incluso con retirarles las licencias de televisión. A pesar de las presiones y amenazas, Graham los publicó.

Luego, en 1972, decidió dar su apoyo a los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward en el caso Watergate. Fueron dos duros años de enfrentamientos con el poder y de amenazas. Fue una verdadera lucha de poderes, hasta que finalmente el presidente Richard Nixon dimitió y como consecuencia, el diario fue aclamado públicamente.

Toda esta dedicación y convicción hacia el periodismo le valió muchos reconocimientos, en 1974, la revista Ms. Magazine la consideró como la mujer más poderosa del país. Fue además la primera mujer en dirigir una empresa de la lista Fortune y la primera en ejercer de directora en Associated Press, y al frente de la empresa logró que los beneficios del periódico se multiplicaran por veinte.

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Otra gran mujer y excelente ejemplo de emprendimiento exitoso lo protagoniza la venezolana, Carolina Herrera, quien a sus 42 años decidió incursionar con gran éxito en el mundo de la moda internacional.

Esta visionaria mujer logró construir una firma sólida denominada  CH Carolina Herrera poseedora, al día de hoy de una red comercial compuesta por cerca de 180 tiendas y más de 200 puntos de venta shop-in-shops, además de ventas online y presencia en 104 países.

Otro ejemplo de gran valor es el de Arianna Huffington, fundadora de The Huffington Post, medio fundado por Arianna, a sus 54 años de edad.

Se trata de un periódico online que rápidamente pasó a ser uno de los medios más influyentes del mundo, con ediciones en Estados Unidos, España, Reino Unido, Francia, Japón y Canadá.

La revista Forbes la consideró una de las mujeres más influyentes en los medios estadounidenses y una de las emprendedoras más exitosas en el ámbito del periodismo y la comunicación.

Puedo citarte como emblemáticos ejemplos de éxito otros casos, como John Pemberton, fundador de Coca-Cola, quien a sus 55 años creó esta compañía durante la guerra para tratar a los soldados heridos, y hoy es mundialmente conocida y consumida. También está el emprendedor que dio origen a KFC, Harland Sanders David, quien a la edad de 65 años se reunió con potenciales franquiciados a los que persuadió para que trabajaran con él.

Otra cita obligatoria es la de Ray Kroc, quien a los 52 años, tuvo la visión de comprar una empresa en bancarrota y que pronto convirtió en una de las mayores franquicias de todo el mundo, fue el creador de McDonald’s.

Y así podría seguir enumerando otros casos de éxito, pero igual todos nos llevarían al mismo punto y reflexión, nunca es tarde para llegar a ser lo que siempre has querido ser, ni para emprender. Así que ten presente, para emprender no hay edad.