Durante una sesión de coaching a un par de socios, que tuve la oportunidad de dar, pude ver que gran parte de las dificultades que tenían para lograr mantener la empresa funcionando, eran las visiones distintas que cada uno tenía de lo que debía ser manejar el negocio.

Uno de ellos era una persona práctica, orientado a las soluciones rápidas y muchas veces inconsultas, mientras que el otro, prefería hacer largos análisis antes de decidirse, y evitar a toda costa medidas que pudieran afectar a los empleados, aunque fuese necesario.

Cada vez que tenían ante sí un reto, era muy difícil llegar a conclusiones, y en muchas ocasiones, las discusiones laborales afectaban terriblemente su relación personal. Sus conversaciones casi nunca lograban llegar a buen término y mucho menos a resolver el conflicto que tenían por delante. Ninguno de los dos parecía capaz de dominar sus emociones. Mientras el primero podía ser muy hiriente e insensible, el segundo era pasivo-agresivo.

Las historias que te creas, no son la realidad,  y más a menudo de lo que crees, no son la lectura correcta. Es por ello que aprender a dominarlas, es una parte importante para llevar a cabo diálogos sanadores y constructivos.

Parecía que estábamos en un punto muerto que podía llevar a la empresa al desastre, como un barco sin timón. Definitivamente, si se desea llegar a acuerdos, las partes deben controlar las emociones y parte de ello se consigue dominando sus propias historias.

¿Que son tus historias y cómo dominarlas?

Las historias son tus interpretaciones de los hechos. Son esas teorías que utilizas para explicar el por qué, el cómo y el qué de las cosas, son percepciones y suma de hechos, y dependiendo de tu habilidad para identificar las emociones que en ti surjan, puedes transitar dos caminos: dejarte arrebatar por esas emociones, caer en provocaciones y decirle adiós al dialogo sano, o puedes aprender a controlarte y reescribir tus historias en base a tus objetivos.

En otras palabras, la historia surge luego de haber escuchado o visto lo que hacen otros y que genera una emoción en ti. Cada persona, dependiendo de sus propios valores, estado de ánimo del momento, vivencias o creencias, reacciona de distinta manera, al atribuir un significado a lo que observó o escuchó.

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Las historias que te creas, no son la realidad per se, es la interpretación personal de los hechos que a menudo se ven influidas por tus experiencias pasadas. Pero tú puedes elegir darle a cada experiencia una interpretación que te ayude avanzar en la vida. Por lo tanto, aprender a dominar la interpretación de los hechos, tratar de “separar” el sentimiento que nace justo al recibir la información, es una parte importante para llevar a cabo diálogos sanadores y constructivos en tu vida.

He aquí unas formas de controlar dicha interpretación y las emociones que se derivan de ésta:

1. Mírate: Obsérvate a ti mismo justo cuando estés frente a una conversación crucial. Si te percatas parco, frustrado, con los puños cerrados y ofuscado, retrocede, y hazte estas preguntas

2. Hazte preguntas: las buenas preguntas pueden romper con la emocón de manera instantánea, pueden romper los paradigmas o falsas creencias de los hechos. Mira aquí algunos ejemplos:
– ¿Cuál es el papel que estoy jugando en la resolución del conflicto al cual te enfrentas?
– Ante esta situación, ¿cómo actuaría una persona razonable, racional y decente?
– ¿Que deseo realmente obtener de esta discusión?
– ¿Qué haría en este momento si realmente deseara esos resultados que me tracé antes de entrar en esta conversación?

3. Escucha tu repuestas: Las respuestas serán una nueva historia que te permitirá mantener una conversación saludable, alejada de sentimientos negativos como el enojo y la frustración.

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En el caso de los socios, han progresado mucho, para ello se desarrolló una metodología particular para abordar las sesiones en las cuales, cuando ellos colocan por escrito sus expectativas, se les resta mucho ruido a la comunicación, se hacen avances más rápidamente y se han dado cuenta que, ambos, quieren lo mejor para la empresa, aunque no lo expresen de la mejor manera entre sí.
Recuerda: “Debes analizar qué historias y pensamientos estas permitiendo en tu mente, pues determinan la calidad de tus comunicaciones”
Si deseas mejores resultados de tus conversaciones, cambia las historias que te cuentas a ti mismo, incluso cuando estás en medio de un conflicto, al hacerlo podrás notar inmediatamente el cambio en tu vida y en tus relaciones.