El corazón del mundo se sobrecogió el pasado 23 de junio al saberse de la situación de riesgo de muerte de doce niños y su entrenador de fútbol atrapados en una cueva de Tham Luang, al norte de Tailandia.

Aquel día los niños desaparecieron, la última vez que alguien los vio fue durante su entrenamiento de fútbol. No avisaron a nadie, y en bicicleta se movilizaron a la cueva que les gustaba explorar, sin embargo una fuerte tormenta desencadenó una inundación que les bloqueó la salida. Tras diez días de estar desaparecidos, dos submarinistas británicos, lograron encontrar al grupo a más de 400 metros del punto donde se estimaba que estuvieran.

Hablamos de una operación que reunió a 18 buzos —cinco tailandeses, trece de otras nacionalidades. Fue la fusión perfecta de los equipos de rescate internacionales y del cuerpo de élite de la Marina de Tailandia que dio como resultados que en tres días lograran evacuar a los doce niños y a su entrenador de fútbol de la laberíntica e inundada cueva.

La vida de doce pequeños se podía apagar si no se diseñaba una estrategia adecuada. Y optaron por esta última opción: Diseñaron la estrategia.

Una situación de crisis, que no pasó a tragedia, gracias al trabajo en equipo que permitió solucionar el problema de la forma más rápida, segura  y certera.

Esta experiencia me permite abordar varios aspectos que quiero reflexionar y que considero claves para obtener lineamientos acerca de cómo actuar en situaciones de crisis.

Aprendizajes:

  1. La estrategia

La misión de rescatar con vida a los 12 niños y a su entrenador unió a rescatistas de varias nacionalidades, a las fuerzas especiales de Tailandia, a su gobierno, a empresas que dispusieron de su tecnología al servicio de la misión, todos actuaron exitosamente en base a un mismo objetivo.

Corrían contra el tiempo y contra las condiciones adversas de clima y de geografía, sabían que la vida de doce pequeños se podía apagar si las condiciones climáticas se agravaban o si no diseñaban una estrategia adecuada. Y optaron por esta última opción: Diseñaron la estrategia. Para ello tomaron todos los elementos en cuenta, las fortalezas y debilidades de cada eslabón del equipo, las condiciones de altura y peso de los rescatistas y de los rescatados, lo intrincado de la ruta, la cantidad de oxígeno que la operación podía demandar, incluso analizaron los escenarios y adecuaron su plan a las condiciones del clima de Tailandia.

Así fue el increíble rescate

Lo mismo deben hacer los equipos de trabajo, en cualquier ámbito, al enfrentarse a una coyuntura,  antes de actuar, deben tomarse un momento para la reflexión que les permita desarrollar una estrategia bien pensada, bien diseñada.

Esta estrategia, a su vez debe ser debidamente informada a cada miembro del equipo, recuerda que para que tus empleados trabajen armónicamente en equipo deben ir tras las mismas metas. Ocúpate de divulgar eficientemente la visión, misión y valores de tu organización. Establece además como cada miembro del equipo y cada área puede aportar al cumplimiento de esas metas. Infunde en ellos el valor del compromiso y la responsabilidad compartida. Al sentirse partes de un equipo, se asume que los logros, pero también los fracasos, terminan siendo responsabilidad de todos.

  1. La contingencia

El equipo de rescatistas sabía además que se enfrentaba a un enemigo oculto, que era el pánico que podría cundir entre los niños, que en su mayoría no sabía nadar, ni mucho menos bucear.

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Para ello, y como acciones previas a la operación de evacuación,  se tomaron el tiempo de enseñarles a bucear, darle instrucciones precisas, acometer las obras y contar con los equipos e implementos necesarios para garantizar el éxito en la operación.

En plan de rescate desplegado, cada niño iba acompañado de dos buzos expertos, uno que le guiaba por delante y lleva la botella de aire, y otro detrás por previsión ante cualquier problema. Unas cuerdas guía marcaron el camino a través de las galerías de la cueva. Otros buzos de apoyo estuvieron en puntos clave y ayudaron en los últimos tramos, cuando la fatiga o el miedo podrían afectar.

Ese cuidado en los detalles, la precisión en los cálculos, la acciones de prevención ante los distintos escenarios posibles, son perfectamente aplicables a cualquier área de la vida, en especial la de los negocios. Toda organización debe contar con planes de contingencia y siempre estar preparada y tener las respuestas a la gran pregunta ¿Qué pasa si…?

  1. La ayuda externa.

Son muchas las personas y organizaciones alrededor del mundo que brindaron su apoyo al gobierno tailandés para lograr este rescate, esa disposición y la apertura a aceptar la ayuda externa fue la gran clave.

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Todo indica que el gobierno tailandés y los miembros del cuerpo élite de la Marina de Tailandia, ante la grave situación a la que se enfrentaban, no vacilaron en pedir colaboración y guía experta en rescates y aceptar toda la ayuda que de otros países fue ofrecida.

Y allí radica esta lección. Algunos tienen la  falsa creencia que pedir ayuda afecta la independencia para actuar o tomar decisiones, otros sencillamente no lo hacen porque se asumen que pueden hacer las cosas mejor que los demás o por el miedo al fracaso. Otra falsa creencia es pensar que el pedir ayuda te resta profesionalismo.

En el caso de los niños de Tailandia evidentemente fue una experiencia exitosa de rescate porque se dio el primer paso, se pidió ayuda, al reconocer las debilidades propias y mismas que se fortalecieron a través de la ayuda externa, lo que permitió la salida con vida de todos.

Al igual que este caso, las empresas deben estar abiertas a pedir y recibir ayuda. En algunas ocasiones es imperativo recurrir a expertos foráneos, esto trae grandes beneficios, pues se nutre con la experiencia, se retroalimenta, y el resultado son metas más ambiciosas, cambio de métodos, actualización, mayor creatividad y crecimiento.

Final feliz en Tailandia gracias a un equipo de trabajo comprometido

Esta historia tuvo un final feliz gracias a un plan de trabajo que se desarrolló eficientemente por un equipo de trabajo comprometido con un objetivo común, que no se amilanó, ni desistió a pesar de posibles barreras burocráticas, diferencias de idioma, o egos. Hubo una coordinación perfecta que le puso freno a los errores, todos estaban conscientes que un error podía significar la muerte de un niño. Si hubo una pérdida, que el mundo lloró, la de un rescatista, que dio su vida en el cumplimiento de su deber.

Definitivamente esta historia del rescate de los niños de Tailandia deja profundas lecciones y abre el espacio para reflexionar acerca del compromiso de tu equipo de trabajo hacia los objetivos de tu negocio.

Piénsalo bien y luego me haces llegar tus comentarios.