Es complicado desarrollar la habilidad para hablar bien, pero lo es más, desarrollar la capacidad de saber escuchar, y eso es, en términos prácticos, el escuchar activamente.

Hay hasta razones científicas que determinan que el ser humano está programado más para hablar de sí mismo, que para escuchar, y eso, a la hora de intentar llegar a acuerdos, cerrar ventas, negociar, puede representar un problema, si no aprendes a dominarlo.

Sabías, por ejemplo, que el cerebro humano tiene una capacidad de pensamiento de entre 350 y 700 palabras por minuto. En cambio, la capacidad de procesamiento de mensajes hablados si acaso supera las 130 palabras por minuto.  La gente tan sólo recuerda entre el 10 y el 25% de lo que oye.

Existen razones científicas que determinan que el ser humano está programado más para hablar de sí mismo, que para escuchar, pero han surgido técnicas y claves para desarrollarla. ¿Cómo hacerlo?

Sin embargo, y acá la buena noticia, pese a que nuestro cerebro no viene programado para escuchar de forma activa, si han surgido técnicas y claves para desarrollarla. ¿Cómo hacerlo?, acá comparto contigo el ABC para escuchar activamente:

A. Encuentra el significado real de lo que escuchas. Intenta entender tanto las palabras como las emociones que hay detrás.
B. Responde a los sentimientos, no al texto. A menudo, el mensaje real es la emoción y no las palabras que conforman el mensaje. En estos casos olvídate del texto y responde a la emoción.
C. Haz algo más que escuchar. Gran parte de la comunicación es no verbal, así que mantente atento.

Pero además hay acciones puntuales que, si las concientizas y pones en práctica, pueden transformarte en un escuchante activo, un rol vital para dirigir las juntas, cerrar negocios, manejar personal, dirigir equipos, dirimir conflictos y lo principal, saber escuchar el paso firme de tu negocio hacia el éxito.

Cuando estés ante un cliente, un miembro de tu junta, un empleado o un proveedor, no juzgues, escucha sin juzgar a la otra persona, no saques conclusiones a las primeras de cambio.

Si tu interlocutor hace un señalamiento que te escandaliza, reconoce que te ha sorprendido pero no lo califiques de estupidez o locura. Cuando te asumes juez pierdes tu utilidad como escuchador.

No interrumpas. En cualquier conversación, y más si esta va subiendo de tono, las interrupciones y hasta los gritos suelen ser habituales, aunque no recomendables.

Evita hacer preguntas o introducir temas que puedan interrumpir y desviar la atención hacia otras áreas.

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Redirige la conversación. A veces, sin mayor intención, contribuyes, con tan solo una pregunta, a que las conversaciones se desvíen.  Es tu responsabilidad mantener siempre el curso de la conversación.

Repite lo que acabas de oír. Una señal positiva que envías a tu interlocutor para que este se motive a seguir hablando, es repetir lo que te ha dicho, aunque estés o no de acuerdo. Así demostrarás que lo has escuchado.

Usa verbo y gestos para reforzar positivamente. Es bueno recordar que una forma sencilla de mostrar que estás prestando atención es hacer uso de las palabras de refuerzo como: claro, sí, comprendo.

Los gestos, no son menos importantes, demuestra tu disposición con todo tu torso, incluso los pies, hacia tu interlocutor, mantén una postura abierta.

Respeta los silencios. Los mejores negociadores son aquellos que escuchan más de lo que hablan, y además respetan los silencios.

Ten en cuenta que los silencios dan tiempo a las personas a pensar y encontrar las palabras más precisas, así que no les niegues ese derecho.

Preguntas apropiadas. Preguntar de vez en cuando es otra forma de demostrar que estás atento. En este punto conviene detenerse para hacer una precisión sobre el tipo de preguntas y cuando implementarlas.

Las preguntas abiertas son útiles para que siga hablando y para eliminar tensiones. Ten cuidado con los Por qué, pues tienden a provocar reacciones defensivas. Por su parte, las preguntas cerradas confirman y aclaran aspectos concretos.

Qué pasaría si. Indagar sobre las consecuencias de su propuesta o planteamiento, es una técnica muy poderosa para facilitar las soluciones y resolución de los conflictos.

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Cuando escuchas activamente tu propósito es lograr que tu interlocutor, conecte e interprete sus sentimientos, para que las soluciones a su conflicto provengan de sí mismo.

Ya superada ela primera etapa, más comprensiva y empática, podrás avanzar a  la segunda, donde, ya más empoderado, podrás dar tu opinión, aconsejar, o persuadir desde tu propio contexto.

Cuando entiendas lo que la otra persona quiere, te resultará mucho más fácil comunicarte y llegar acuerdos con ella.

Si te interesó este tema y quieres desarrollarte como un escuchador activo, no dudes en contactarnos y con gusto allí estaremos para escucharte y apoyarte en tus metas.