Todas las representaciones del arte, de una u otra forma nos dejan importantes enseñanzas, y no es la excepción el séptimo arte o la gran pantalla.

Hoy quiero comentarles una película que ya alcanza dos lustros, pero que me encanta verla cada vez que tengo la oportunidad  porque, aunque su título sugiere un tema banal, el mensaje es enriquecedor. Se trata de “El Diablo viste a la Moda”.

Quien la ha visto, me entenderá perfectamente, y quien no, pues seguramente la curiosidad le empujará a verla. Es la historia de Andy, joven asistente de una importante revista  de modas, en New York.  La importante firma es controlada por Miranda Priestly, (Meryl Streep), la mujer más poderosa en el mundo de la moda y su revista es un guante temible para cualquiera que quiera gozar de un nombre de peso en esta industria.

Miranda nunca permitió obstáculos en su camino, incluyendo a una larga lista de asistentes. A todas luces, ser su asistente es un trabajo al que ninguna persona que se respete a sí misma puede sobrevivir.  Andy siente por algunos instantes que es la persona equivocada para el trabajo. Sin embargo pronto se da cuenta que la industria le demandará mucho más que dedicación. Pero tiene algo que al resto de sus antecesoras les faltó: Perseverancia. No se rinde ante el fracaso.

Sin embargo dentro de esa mujer dura que dirige la revista, había también un corazón roto, Miranda es una mujer con su propia historia, en realidad todas las personas, indiferentemente de lo que pueda verse en su faceta pública, tiene su historia de lucha y en el caso de la película, ella deseaba contar con alguien que sepa sobrellevar sus propios fantasmas.  de modo que las exigencias o mal carácter de algún socio o jefe, no debes asumirlo como algo personal, no conoces lo que está pasando en ese momento y quizás no sabe manejarlo con inteligencia emocional, pero tú si puedes.

Veamos algunas enseñanzas que este divertido film nos deja:

  1. El trabajo más codiciado puede no ser el mejor para ti: Cuando se  busca la opción de emprender es común escuchar decir: “¡Pero si tienes el trabajo ideal!, ¿Cómo vas a renunciar?”. Sumamente importante es no dejarte guiar por lo que te digan los demás, sino por el deseo de llevar adelante tu proyecto, se trate de lo que se trate. Tener el puesto que todos envidian no quiere decir que serás más feliz.
  2. Con un jefe exigente siempre hay que estar un paso adelante: Yo lo extrapolaría a “Un proyecto exigente”. Siempre ser proactivos, que ninguna circunstancia te tome desprevenido. Siempre debes estar preparado y proyectado hacia el futuro, con mucha planificación que es, sin duda alguna, una de las patas de la mesa del éxito. Siempre adelante con todos los peros o inconvenientes que se te puedan presentar.
  3. Aprende a lidiar con la crítica: No llores, o quizás solo está permitido un poco. Los fracasos están hechos para sobreponerse a ellos, para levantarte y dejarlos atrás. No se puede disfrutar del triunfo sin antes aprender a tolerar y sobrellevar las derrotas. Los aprendizajes que derivan de éstas son innumerables. Haz los cambios, de ser necesarios, posterior a esa crítica y deja sin palabras a más de uno.

La vida laboral es dura, en cualquier posición que estés, bien que seas el  jefe o dueño de negocio o como empleado,  pero siempre tendremos a Andy para recordarnos que la constancia rinde buenos frutos.