Hablar del Dalái Lama significa hablar de espiritualidad y de una serie de consejos que ayudan a las personas a elevar su consciencia individual y a crecer como seres humanos. Inclusive, sus enseñanzas han sido puestas en práctica con éxito en el ámbito empresarial y de negocios.

Para el líder espiritual del pueblo tibetano y Premio Nobel de la Paz de 1989, una de sus grandes directrices está en el hecho de que vivir es apostar por lo que uno desea y arriesgarse a que sucedan cosas que nos enriquezcan día a día.

Este personaje mundial, considera que a la gente nunca se le debe preguntar qué quiere conseguir en la vida, sino qué está dispuesta a perder, para así poder medir el grado de compromiso que tiene con la causa que busca o añora.

Una de sus grandes frases es que  la persona “tenga en cuenta que los grandes amores y las grandes realizaciones conllevan grandes riesgos”.

Y esto es lo que hace la diferencia entre saber vivir y sobrevivir, que termina siendo aferrarse a lo seguro, sin tener riesgos ni grandes metas, y sin que ocurra nada interesante.

La decisión entre una u otra opción de vida le pertenece a cada persona, si tiene grandes metas para las cuales está dispuesta a asumir grandes riesgos.

Las Tres R del Dalái

En el camino hacia la obtención de las metas establecidas y en el que se apuesta y se asumen riesgos para poder ganar, es necesario seguir Las Tres R que propone el Dalái Lama:

  1. Respeto por ti mismo: A veces nos maltratamos demasiado, y eso acaba reflejándose directamente en la relación que tenga la persona con el mundo y con los demás. Por lo tanto si no estás bien contigo mismo, no puedes estar bien con otras personas, lo que dificulta enormemente la convivencia.
  2. Respeto por los demás: No hay mayor lealtad hacia una persona que respetar sus decisiones sin juzgarlas. Entonces es necesario comprender que cada persona tiene derecho a ser la persona que ha decidido ser, aunque eso no coincida con nuestra forma de ver la vida.
  3. Responsabilidad por nuestros actos: Este punto se resume en que la persona no puede culpar a nadie por lo que le suceda en su vida, pues ésta es el resultado de todas aquellas decisiones que ha ido tomando o no tomando a lo largo de su existencia.

Salir de la rutina sin esperarlo

Otra enseñanza del Dalái Lama señala que, en ocasiones, lo mejor que le puede ocurrir a una persona es aquello que jamás hubiese deseado que le ocurriese.

En este punto se puede entender que las crisis, sean profesionales o personales, muchas veces pueden actuar cual si fuesen un despertar a la vida, que puede sacar a la persona de esa rutina donde no hay grandes riesgos ni metas.

Coloca como ejemplo el caso de un despido inesperado, que en un principio ocasiona una crisis, pero que  puede ser el comienzo de un nuevo viaje que en otras circunstancias nunca la persona se hubiese atrevido a emprender por iniciativa propia.

Inclusive, el Dalái Lama recuerda que “no conseguir lo que quieres es a veces un maravilloso golpe de suerte”, que definitivamente puede cambiar tu vida para mejor.

No perder la lección

Todo riesgo puede llevar a cometer un error que termine en fracaso o pérdida. El secreto está, según el Dalái Lama, en que unas veces se gana y otras se aprende.

Es decir, hay que tener claro que de los errores, los fracasos y las pérdidas siempre es posible sacar una lección, porque todos ellos suman y representan un peldaño más en la escalera hacia la obtención de las metas que se quieren conseguir.

Cualquier historia o biografía de éxito está forjada a base de tropiezos, pero para que estos no se adueñen de tu vida, es necesario no caer en una posición en la que se nieguen los errores o se busquen excusas o culpables para no asumir la responsabilidad.

Dice el líder tibetano que “el cambio sólo es posible desde la aceptación, nunca desde la negación”, por lo que asegura que lo que resiste, persiste,  y  lo que se acepta, te transforma.

Con esta serie de claves que dejan las enseñanzas del Dalái Lama queda claro que no debemos estancarnos en una vida sin metas ni riesgos, y que las grandes historias de éxito también se construyen con errores, fracasos y pérdidas que permiten seguir avanzando.