Confieso que uno de los momentos más delicados a los cuales me he enfrentado en mi carrera, se relacionan a situaciones de irrespeto, cuando uno de los miembros del equipo de trabajo cruza la línea de lo indebido o así es percibido, y me ha tocado intervenir en el delicado asunto.

Descubrí que la forma más acertada de intervenir en ese tipo de situaciones es llamando a las cosas por su nombre, sin el temor de ofender.

Ten la certeza que tú también puedes abordar situaciones difíciles en tu negocio, con sinceridad y sin ofender a nadie.

¿Cómo lograrlo?

Hay cuatro aspectos que son vitales para intervenir en una situación delicada desde la sinceridad, que no es lo mismo que hablar tan delicadamente, que al final, no enfrentas nada y por tu excesivo respeto o miedo, no solucionas nada, y la situación continúe en perjuicio de alguno de tus más brillantes empleados o gerentes.

Estos cuatro aspectos son: La confianza, el respeto, la humildad y la habilidad.

  • La confianza. Cuando logras manejar el dialogo con habilidad, sientes la confianza necesaria para decir lo que hay que decir a la persona o las personas a quienes te diriges. Y lo haces con todo el propósito de que tus opiniones tomen un lugar en el fondo de significados que abriste junto a los interlocutores involucrados y sobre lo que he hablado en anteriores entrega

Recuerda que la confianza no es lo mismo que arrogancia o testarudez, puedes hablar abiertamente sin parecer rudo, ni ofender a tus interlocutores.

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  • El respeto. El respeto y la credibilidad son dos principios fundamentales que debes construir a tu alrededor a la hora de decidir intervenir en una conversación crucial. Por ejemplo, no es coherente hacer un reclamo por una conducta inapropiada, cuando tu comportamiento social te desdice. O exigir compromiso a tus empleados cuando tú no lo demuestras. Anota esto: La credibilidad se construye cumpliendo los compromisos  asumidos.
  • La humildad. Reconocer que las opiniones de los otros también son válidas, es un ejercicio de humildad. Confías en que tus opiniones son viables y acertadas, pero, de igual forma, te abres para entender y valorar los significados que aporten los otros.

La humildad te enseña que no eres el amo de la verdad y que no siempre te saldrás con la tuya.

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Como dialogante dotado, puedes establecer el punto de partida de una conversación, pero no, necesariamente, dictas la palabra final. Tu rol, no debe ser solo expresar tu opinión abierta y franca, sino, además, estimular a otros que hagan lo mismo.

  • La habilidad: Ten presente siempre que las personas que afrontan, sin reservas,  diálogos delicados, suelen obtener buenos resultados. Terminan desarrollando la habilidad de pronunciar lo impronunciable, logrando que los demás agradezcan su sinceridad.

Y esa es habilidad de un buen dialogante, lograr manejar toda situación crucial siempre con sinceridad, honestidad y la seguridad que te confieren el respeto y la credibilidad.

El objetivo de toda comunicación es obtener resultados, es llegar preparados a esa conversación crucial, tomar decisiones, amarrar compromisos y obtener resultados que incidan en la eficiencia de tu negocio. Y recuerda que tu reto, a partir de hoy, será afrontar con confianza, seguridad y humildad cualquier situación, por difícil que esta parezca, sin dejarte arrastrar por las emociones y manteniendo siempre el foco en los resultados.