El dialelo (del griego diallēlos, «recíproco») lo conocemos mejor como un “círculo vicioso” y consiste en permanecer en una situación que pareciera no tener salida, puesto que hay dos circunstancias que resultan causa y efecto la una de la otra, y se repiten constantemente.

Fíjate la relación del cuerpo con el carbohidrato: seguramente te ha pasado que mientras más carbohidratos consumes, mas ansias de carbohidratos desarrollas, porque nuestro cuerpo, al recibir carbohidratos, debe producir insulina para degradarla, y tras esa fuerte descarga que llega a tu organismo, el cuerpo requiere compensarla con más carbohidratos por lo que regresan las ansias de volver a consumirlos y asi sucesivamente dando comienzo al círculo de nuevo.
A lo mejor ocurre lo mismo, en otras circunstancias, con otros círculos viciosos, como por ejemplo en el negocio, cuando en un momento de necesidad específica contratas a alguien sin tener  claridad de su lugar en el organigrama y sin darte cuenta, terminas llenando tu empresa de personas para que resuelvan las carencias de otros empleados,  y te encuentras ¡en otro dialelo!.
En esos momentos suelo decir que es necesario tener un “botón de pausa” que permita detener el círculo vicioso: antes de solucionar un problema puntual y quizás generar otros, estudia cuál es la estructura organizacional que tienes y, a su debido tiempo, conseguir esa persona idónea que pudieras tener en cada uno de los puestos para conformar un equipo de trabajo balanceado.
Así mismo, ¡bájate del carrusel de la insulina y corta el círculo vicioso! Luego de poner pausa y analizar el daño que puede producir a tu organismo el juego de la insulina y los carbohidratos,  debes saber que ese balance que requieres en tu vida personal, o laboral, también es necesario en tu salud, de modo que tu alimentación debe formar parte de un equilibrio junto al tipo de actividad que desarrolles.
No consumas carbohidratos o azúcar solo para satisfacer una necesidad inmediata, sino que, por el contrario, responsabilízate por tu alimentación y haz una práctica sana de la misma para que tu organismo pueda también superar el ciclo de la insulina que puede tener consecuencias graves en el tiempo.
Una causa y su efecto no pueden continuar dirigiendo tu vida, tienes el poder de corregir tu rumbo.  En ocasiones es difícil vencer los hábitos arraigados, pero justamente de eso se trata la vida, de identificar nuestros errores, aprender de ellos y resurgir fortalecido.  ¿Te atreves a dejar de lado tus círculos viciosos?