Cuando llegas a fin de mes y tienes dificultades para cumplir con tus obligaciones o te ves obligado a usar tus tarjetas de crédito, es evidencia de una mala salud financiera o cash flow negativo.

Pero si, al final de mes, te queda un excedente, permíteme felicitarte porque quiere decir que está entrando a tus arcas más dinero que el que está saliendo, por lo que cuentas con cash flow positivo y por tanto vas por  buen camino hacia tu independencia financiera.

Como sabes, el cash flow, es todo aquel dinero que te queda una vez que cubres todos tus gastos. Mientras más alto es tu “cash flow”, gozas de mejor salud financiera.

Lamentablemente, un alto porcentaje de las personas manejan sus finanzas mensuales casi sobre una cuerda floja, donde lo que entra solo alcanza para cubrir gastos operativos y no permite ocasión de ahorro o inversión, lo que lo coloca en una situación de riesgo financiero.

Para salir de una situación de cash flow negativo o riesgo financiero, debes tomar cartas en el asunto

El primer paso es identificar, cuáles son tus fuentes reales de ingreso,  su volumen, cuáles son tus gastos y costos ordinarios, a fin de determinar si hay equilibrio entre ellos y cuáles correcciones hacen falta parar mejorarlo, además de indicarte qué tan cerca estás de tener un cash flow positivo.

Te ofrezco acciones a seguir para lograr este objetivo:

  1. Determina tus ganancias: Para calcular tus ingresos, necesitas identificar todas las vías por las que te llega el dinero (tu sueldo, el interés de las cuentas bancarias y las inversiones) durante todo el año y la periodicidad con la que lo hacen y lleva nota de ello.
  2. Identifica tus gastos: Puede ser complicado hacer una lista exacta de los costos sobre todo si habitúas hacer pagos en efectivo, de lo que luego no queda registro, por lo que necesitas anotar tus gastos mensuales. Estos se dividen en una gran variedad de categorías y puedes generar las que consideres necesarias para entender tus fianzas; luego, saca los gastos anuales.
  3. Paga tus deudas y no adquieras nuevas: Es muy importante mantener al día nuestros préstamos, y pagarlos cuanto antes, en la medida que se pueda. Esto nos llevará a poder disponer de todos nuestros ingresos en un futuro. Un ejemplo de cómo reducir deudas es analizar si el uso de tarjetas de crédito tiene un efecto negativo en tu cash flow.
  4. Cambia de hábitos: Piensa en qué vas a gastar tu dinero antes de hacerlo. Lleva el almuerzo al trabajo en vez de comprarlo… pide prestados los libros en la biblioteca en vez de comprar unos nuevos o busca la información en la web. Los cambios pequeños, como estos, dados con regularidad, ayudarán a mejorar tu cash flow y a dar los pasos necesarios hacia una vida financiera más segura.
  5. Se realista con tus posibles ingresos futuros: No incurras en el error de inflar a futuro el efectivo del que dispondrás, ten en cuenta que puedes tener gastos imprevistos importantes. Nunca olvides que siempre existe la posibilidad de que el dinero no llegue completo o simplemente no llegue.
  6. Pide ayuda a los expertos: Manejar las finanzas personales y de una empresa tiene distintos niveles de dificultad intrínsecos, por lo que, para lograr gastar menos de lo que ganamos, probablemente se necesite la asesoría de un experto en finanzas capaz de ayudar en el diseño de un plan concreto que responda a tu situación particular y/o la de tu empresa, que incluya, de forma realista, ingresos, gastos, futuros pagos, impuestos, inversiones, etc.

Iniciar con estos pequeños pasos te permitirá tener controladas tus finanzas y tu cash flow.

¿Necesitas un plan adaptado a tus necesidades o las de tu empresa para equilibrar las finanzas? Contacta a tu ActionCOACH más cercano y comienza a trabajar para lograr tu salud financiera.