Le pasa a casi todo el mundo, el prospecto no atiende la llamada telefónica que le haces, o dice que está ocupado, que debe colgar pronto y comienzan las suposiciones.

Inmediatamente comienzas a hacer conjeturas sobre qué habrá pasado, si el prospecto estaba muy emocionado con adquirir tus productos y te imaginas decenas de situaciones que pueden estar pasando o pasarán.

También suele suceder en el interior de las empresas, cuando pueden surgir roces por suposiciones entre los miembros del equipo de trabajo. Quizás tu compañero es un poco seco para tu gusto, o es día no estaba de buen humor, y su trato desató infinidad de dudas y malo entendidos.

Cuando no entendemos o desconocemos algo, nuestra mente se hace suposiciones, lamentablemente terminamos creyendo que lo que se nos ocurrió es real.

Pero lo que está sucediendo en tu interior es que al cerebro no le gustan los “espacios” vacíos y por eso “tiende a suponer”, como una forma de llenar ese vacío. El cerebro busca certezas constantemente, por eso llega a conclusiones con la información que tenga o aunque no tenga ninguna a la mano.

Sin embargo, las suposiciones que hagas se basan en el sistema de creencias que tengas, y al hacerlas constantemente puedes incluso llenarte de emociones negativas como angustia, estrés, rabia, frustración, y en realidad ¡Todo está en tu mente!

En blanco y negro es muy fácil darse cuenta de lo inadecuado y pernicioso que implica hacer suposiciones. Pero resulta un poco más complicado dejar de hacer estos juicios.

Recuerdo a Camilo, un gerente de ventas muy experimentado, quien recomendaba a su equipo de trabajo mantener bajo resguardo “Al loco de la casa” como él llamaba a los pensamientos, porque sin previo aviso, podía “salir corriendo por toda la casa” e imaginarse cosas, situaciones o ideas casi de la nada. Camilo decía que todos debemos tener bien vigilada a “ese loco que tenemos en nuestra mente” para reconocer cuando te está llevando por rutas que no son las de mayor beneficio emocional.

Este ejemplo se aplica perfectamente a esa costumbre tan arraigada de hacer suposiciones y sufrir o alegrarnos por o a causa de ellas. No podemos dejarlo  libre si queremos tener una visión adecuada de los demás. ¿No te parece que tenemos que aprender a controlarla?

  • ¿Ese juicio que tienes de alguna persona, se basa en hechos reales o en cosas que te has imaginado?
  • Ofrece la oportunidad de comprobar la veracidad de lo que estás pensando.
  • Vive el hoy, sin seguir atada en el pasado o angustiarse por el futuro.
  • Acepta a las personas tal cual son, no trates de cambiarlas

Te invito a que te esfuerces en no hacer suposiciones, eso fortalece tu voluntad y disciplina, te evita malos momentos y te permitirá vivir de forma más relajada, y feliz.